El caso Sandblasting
Esta es una reflexión sobre las implicaciones éticas y morales que ha generado el Caso Sandblast, denominado así por la técnica que se utiliza para desgastar los pantalones de mezclilla; el asunto también incluye el tráfico de niños para cosechar algodón utilizado en la fabricación de mezclilla (cada pantalón puede tener entre 75% y 100% de algodón). El escándalo mediático se ha suscitado por las delicadas repercusiones en la salud y vida tanto de los trabajadores de la industria de la moda como los consumidores de las prendas, resultado de este proceso de producción. Junto a lo anterior, están la indiferencia y voracidad de marcas transnacionales que no tienen reparo en continuar estas prácticas contratando fuerza de trabajo en estado de indefensión, como el caso de los niños, o arriesgando la vida de muchos.
Según Zazueta (2010), en 1870, en Inglaterra, Benjamin C. Tilgman patentó el primer artefacto para devastar materiales expulsando por medio del aire considerables cantidades de abrasivos que se utilizan para pulir superficies, alisarlas o grabarlas. La máquina se ha transformado a través de los años, aunque permanece su principio de operación. En México, arribó en la década de los cincuenta con equipo importado, hoy en día ya la fabrican en el país marcas como Isher o Ceroglass. La palabra sandblast proviene de las raíces inglesas sand=arena y blast=presión porque al principio, el abrasivo era arena natural que se lanzaba a presión para llevar a cabo la limpieza de superficies.
Inicialmente el sandblast tenía dos usos, el primero industrial removiendo capas de oxidación y laminación, preparando espacios para procesos de revestimiento. El segundo, artístico, ya que se trata de una técnica utilizada en el ámbito del grabado para pulir y dibujar en vidrio. Penosamente, se ha recurrido al uso indiscriminado de otros elementos para la abrasión, entre los que se encuentran: polvo de sílice, óxido de aluminio, carburo de silicio, bicarbonato de sodio, granate, perla de vidrio, abrasivo plástico, granalla de acero, olote de maíz, cáscara de nuez y escoria de cobre, ésta última por sus valores de resistencia y soporte a deformaciones. (Cendoya, 2009, p, 93)
Se recomienda a los empleados que laboran en procesos con sandblast la protección con equipo especial: casco, botas de seguridad, protector facial con visor de plástico y malla metálica, guantes de carnaza de manga larga, delantal de carnaza, overol de manga larga y respiradores especiales. Los trabajadores de estos procedimientos deben tener experiencia comprobada en la ejecución de esta actividad. (Procedimientos…, 2012)
Las máquinas de sandblast se utilizan en diversas industrias: textil, química, metalmecánica, automotriz, petrolera, naviera, de la construcción, asimismo en grabado de vidrio y artículos promocionales. Entre los riesgos más importantes se encuentran: proyección de partículas, radiación, ruido, aspiración o sedimentación de residuos en la piel y orificios como fosas nasales, ojos, boca, etc., cuyas consecuencias incluyen graves enfermedades similares a las que sufren los mineros. Conforme a la OMS (2000), se pueden desarrollar tres tipos de silicosis, dependiendo de la concentración de polvo de sílice: crónica, acelerada y aguda, esta última es la más delicada y la que suelen padecer los trabajadores de la industria textil de pantalones vaqueros.
Hay numerosos informes de casos publicados sobre efectos adversos para la salud derivados de la exposición ocupacional al cuarzo, además de la silicosis y el cáncer de pulmón, hay trastornos autoinmunes: esclerodermia, lupus eritematoso sistémico, artritis reumatoide, anemia o cáncer de piel; además, anormalidades inmunológicas tales como enfermedades renales crónicas, neuropatía sensorial atáxica, tiroiditis crónica, hipertiroidismo, gammapatía monoclonal y la poliarteritis nodosa. (Masuda, 1981).
El Caso Sandblasting se ha enfocado en la defensa de quienes trabajan con este procedimiento en la elaboración de los denominados “vaqueros desgastados”. No se ignora que la moda impone estereotipos que son buscados y seguidos por cuantiosos ciudadanos en todo el mundo, particularmente si el estilo es lanzado por las grandes transnacionales de la industria del vestido y el calzado. Los pantalones de mezclilla, desde hace una década, comenzaron a promocionarse con la tela ya envejecida, y rota. Este absurdo ha generado tendencias fuertes de consumo sobre todo en la mentalidad de los jóvenes.
La Federación de Organizaciones no Gubernamentales (SETEM), ha denunciado los riesgos para la salud, particularmente la silicosis, que entraña la técnica sandblasting para desgastar los pantalones vaqueros, prohibida en el Reino Unido desde 1950, en Europa en 1966 y Suecia en 1992, sin embargo, se utiliza todavía en procesos de fabricación de conocidas marcas en países como México, Bangladesh, China, Pakistán, India, Siria o el norte de África, y “la realizan trabajadores inmigrantes durante largos turnos de trabajo en estrechas y poco higiénicas salas de tratamiento.” (Riddselius, 2010). Tanto en esto como en la cosecha de algodón para elaborar las telas, laboran menores de edad, mujeres embarazadas, ancianos y minusválidos.
Sobre la cosecha de algodón, no hay que soslayar el tráfico de niños para las pizcas, sobre todo en diversos lugares de África, aunque hay enormes plantaciones en otros países como India, Pakistán, China, por mencionar algunos, Sólo en Burkina Faso, primer productor de algodón en el mundo, se recolectaron 400,000 toneladas de algodón en 2011-2012 ascendiendo 57% en 2012-2013 con 630,000 toneladas gracias al uso de transgénicos en 100 millones de hectáreas. (Zamora, 2013)
La descripción de la explotación de niños obreros y el cinismo de los dueños de distribuidoras causa sorpresa y estupor, los hacen trabajar jornadas agotadoras que rebasan las 8 horas remunerándoles 2 euros al mes o 7 euros al año con pago en especie, “la explotación infantil continúa ante la indiferencia general…” (Kanban, 2011) Hay plantaciones que incorporan niños de las escuelas y su única recompensa al final del día es un caramelo, son más de 80 millones de menores que trabajan por ser una fuerza maleable, sumisa y obediente.
Conciencia es el objetivo principal de las campañas que se llevan a cabo en contra de prácticas ignominiosas como las descritas por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la UNICEF, sin embargo, sus empeños no logran detener ni combatir a fuerzas como SOFITEX o ENDT, las grandes agencias internacionales distribuidoras del algodón. Indudablemente aquí se encuentra un delicado problema ético y moral.
La explotación indiscriminada de manos humanas y la exposición de personas a riesgos tan trascedentes como la salud y la vida, causa reacciones de la sociedad en contra de ejercicios tan inmorales, la primera cuestión al respecto es la ignorancia que existe acerca de la procedencia de los materiales con que se fabrican prendas de mezclilla, ni las técnicas para que adquieran el aspecto promovido por los diseñadores de moda.
En cuanto se percibe y entiende el problema, los individuos se suman a todas las peticiones que pugnan porque se prohíba el proceso de sandblasting evitando con ello que proliferen todas las enfermedades que causa, y con indignación también se exige el combate del tráfico y la explotación infantil al conocer sus condiciones infrahumanas de vida, con la anuencia de adultos “instruidos” como maestros de escuela.
Coincido con las iniciativas que solicitan modificaciones “en las normas laborales de la industria de la confección” [para que desde las cúpulas más influyentes] se genere el dominio múltiple que promueva las restricciones de la técnica sandblasting en todas las cadenas de suministro, y con profunda irritación me sumo a las demandas en contra de las infamias que se cometen contra millones de niños en la pizca del algodón (sólo una muestra de lo que hoy en día hace la humanidad con sus niños). Esta es una tarea en la que debemos intervenir junto a gobiernos, industrias, ONGs, defensores de los derechos humanos y grupos de la sociedad civil, porque todos somos responsables de que esto suceda.
[…] la experiencia nos enseña que la igualdad es un mito, que aún hoy en día existen prácticas, costumbres, hábitos, estereotipos y actitudes discriminatorios hacia otros […] ante esta situación, es evidente la importancia que la educación en valores tiene en el desarrollo de la persona […] (Porta, 2014, p. 43)
Es claro que aquí se encuentra un problema de falta de ética gubernamental y empresarial, se pisotean cotidianamente los códigos y valores de responsabilidad, respeto, dignidad y libertad. La fama, acumulación de capital y la búsqueda de alternativas para abaratar la producción han devenido en costumbres inmorales que cuestan la vida a innumerables seres humanos.
Actualmente hay un Comité de Solidaridad y se expande la Campaña Ropa Limpia (Núñez, 2011) que se encarga de asesorar a las personas afectadas, como una muestra de que los individuos y la sociedad pueden actuar conforme a principios y valores que protejan la integridad, salud y bienestar de los seres humanos, “la libertad, la justicia, la solidaridad, la tolerancia, la disponibilidad al diálogo, el respeto a sí mismo y a los demás, son considerados valores éticos […] humanizan nuestra vida…” (Evans, 2003, pp. 9-13)
De igual forma, hay Organizaciones no gubernamentales (ONGs) en África y el resto del mundo trabajando para impugnar el abuso que existe hoy por hoy sobre seres indefensos, particular y específicamente los niños, en intentos titánicos por recuperar tanto la compasión como el sentido humanitario, porque rebasa toda capacidad de asombro el descaro, la falsedad y la hipocresía de grandes ejecutivos, políticos y propietarios de plantaciones de algodón respecto a este tema de la explotación infantil.
Por último, considero muy importante la responsabilidad social que parte desde mi propia persona hasta el resto de los habitantes de este planeta. Conocer este problema me compromete y cuestiona tanto mis hábitos de consumo, como mi posible participación en grupos y campañas que contribuyan a comunicar el problema y ser parte de su combate y eventual solución.
Estoy convencida que la toma de conciencia, la ética y las acciones morales principian por uno mismo para que la colectividad pueda aprehenderlos y lograr que trasciendan, se divulguen y propaguen hacia la humanidad toda.
Referencias
- Cendoya, Patricio (2009) Efecto en la resistencia de las escorias de fundición de cobre como agregado fino en el comportamiento resistente del hormigón. Ingeniare. Revista chilena de Ingeniería. 1 (17), abril. Chile: Universidad de Tarapacá, pp. 85-94
- Evans, Elizabeth (coord.) (2003) Educación en valores éticos. San José, C.R.: Instituto Interamericano de Derechos Humanos
- Kanban, Vanina (Dir.) (2011) El algodón. Víctimas de la moda. Del glamour a la esclavitud. Eco Agricultor. La noche temática. Video, 14 de enero. España: Televisión Española / TV Presse Productions. Obtenido el 8 de diciembre de 2014 desde http://www.youtube.com/watch?v=JHFSmRRMd8M
- Masuda K (1981) Chronic thyroiditis observed in patients with silicosis as an adjuvant disease of man. Shikoku Acta Medica, 37(1):119–129.
- Núñez, Silvia. (2011) Campaña Ropa Limpia. Euskadi: SETEM. Recuperado el 30 de noviembre de 2014 en www.nosandblasting.com
- OMS (2000) Concise International Chemical Assessment Document 24, Crystalline Silica Quartz. Geneva: World Health Organization. who.int/ipcs/publications/cicad/en/cicad24.pdf
- Porta, Luis. (2004) Educación, valores y ciudadanía: los jóvenes frente al mundo actual. Praxis Educativa 8. Argentina: Facultad de Ciencias Humanas. Universidad Nacional de Mar del Plata, pp. 42-49.
- Procedimiento Sand-blasting EC PCD 097 (2012), México: Profesionales Técnicos S.A.S. Obtenido el 27 de noviembre de 2014 en http://profesionalestecnicos.com/SGI/PROFETEC%20SGI%202014%20PDF/f.%20Ejecuci%C3%B3n%20de%20Contratos/PROCEDIMIENTOS%20TECNICOS/MECANICA/Proc.%20Sandblasting%20EC%20PCD%20097/SANDBLASTING%20EC%20PCD%20097%20.pdf.
- Riddselius, Christopher (2010) Fashion Victims. Un informe sobre el sandblasting. Suecia: Fair Trade Center.
- Romo Zazueta, Rubén Tadeo (2010). Usos y aplicaciones de la escoria de fundición de cobre. Tesis. México: Universidad de Sonora.
- Vaqueros mortales. El sandblasting en la industria de la confección de Bangladesh. (2012). Campaña Ropa Limpia / Setem. Recuperado el 30 de noviembre de 2014 en http://www.ropalimpia.org/es.
- Zamora, Alfredo L. (2013) La producción de algodón en Burkina Faso creció 57% en 2012 gracias a los transgénicos. Fundación Antama. 15 de febrero. España: Growing Voices. Recuperado el 9 de diciembre de 2014 desde http://fundacion-antama.org/la-produccion-de-algodon-en-burkina-faso-crecio-un-57-en-2012-gracias-a-los-transgenicos/.